Moverse en Libertad
de Emmi
Pikler (1902-1984)
Autora del artículo Leslie Kálmar Stokoe para la AEP, octubre del 2009
Emmi
Pikler (1902-1984), pediatra formada en Viena toma a su cargo en 1946 la
casacuna del Instituto Loczy en Budapest, Hungría - hoy en día Instituto
Pikler. El centro acogía a niños de 0 a 3 años alejados de sus familias a causa de la tuberculosis, por la guerra y a huérfanos.
El
libro trata de las investigaciones llevadas a cabo entre los años 1946 y 1963 período en el cual ha observado el desarrollo psicomotor global de 722 niños. Tal fue el interés sobre su
metodología que en 1968 la OMS subvenciona un estudio catamnésico a 100 jóvenes
entre 17 y 23 años, que habían sido educados en el Instituto Loczy, revelando
resultados positivos en sus vidas ya como adultos, en relaciones sociales, familiares y laborales.
Actualmente
existe la Fundación Internacional Emmi
Pikler en Budapest y la Asociación
Internacional Pikler-Loczy que ofrece simposios, conferencias y becas para
especialistas y existen perspectivas de crear un Centro Pikler dedicado a la
investigación y la formación.
El
papel del adulto en el desarrollo motor del niño
En los capítulos iniciales de su libro Pikler expone un detallado análisis
sobre el desarrollo motor y las contradicciones que se encuentran en los manuales de reconocidos pediatras de su época. En ellos se exponen sobre
cuáles son los estadios posturales
habituales que los niños deben cumplir para un desarrollo óptimo y normal.
La investigadora cuestiona dichos protocolos al no
haber acuerdos en los criterios ni en los baremos que establecían los pediatras
y nos demuestra los resultados de su metodología basada en el desarrollo motor
natural. Pikler plantea ¿qué y en qué momento se considera como lograda una postura
sentada? Para algunos pediatras significa ser sostenido entre almohadones
mientras que para otros es sin la ayuda de éstos. Hay diferencias en opinión en
el tiempo de permanencia y mantenimiento de dicha postura como así también en
cuál debe ser la firmeza y curvatura de la columna; algunos establecen que
es desde la primera vez de la aparición del movimiento frente a los que opinan
que es por la adquisición y dominio de ésta; por haber sido colocado por el
adulto o por los que están a favor de que el niño debe adoptar la postura por
sí mismo.
Otra de las argumentaciones que
expone Pikler se refiere a los criterios de validez que utilizan los pediatras para
determinar un desarrollo postural normalizado. La mayoría de la bibliografía
existente está basada en los estudios del comportamiento motor observados en
los exámenes sobre el Sistema Nervioso Central con la finalidad de establecer
un diagnóstico precoz sobre anomalías. Sin embargo para esta autora dichos
estudios no determinan ni especifican cómo es el desarrollo natural del bebé en su propio ámbito que es donde
se desenvuelve cotidianamente.
Para su investigación Pikler parte
del siguiente cuestionamiento: ¿Cómo es el desarrollo motor del niño en función
de una “enseñanza” por parte del adulto o sin ella? Y sus conclusiones derivan
en planteamientos y argumentaciones que provocan una disyuntiva entre dos líneas
claras de intervención en el desarrollo postural y motor del niño. Una es la
que está a favor de una intervención directa del adulto sobre la actividad del
niño en cuanto al desarrollo postural frente a los que opinan lo contrario, el
adulto no debe intervenir de forma directa sino acompañar y favorecer el
ambiente para el desarrollo natural del niño.
Si optásemos por el sí, el adulto debe enseñarles a
conseguir las posturas óptimas, sin embargo habría que preguntarse ¿y cuál
es el acuerdo sobre los estadios del desarrollo habitual, cómo son las acciones
secuencias para adquirirlos, en qué períodos de tiempo? ¿Es el mismo protocolo
para todos los niños? Esta línea de intervención argumenta que hay que ayudar
al niño a colocarlo en posición sentada o de pie con recursos como hamacas con
resortes, tacatás, cojines, etc; y a partir de allí aprendería los
desplazamientos enseñados.
Haciendo frente a estas posturas
Emmi Pikler argumenta en su tesis doctoral las consecuencias que pueden incidir
en el desarrollo del niño con este tipo de intervenciones impuestas por el
adulto:
-Un niño que es enseñado a adoptar
una determinada postura no investiga la variedad y riqueza de movimientos
alternativos ni la transición que existe de una a otra. Su musculatura no se
ejercita en armonía según sus propias necesidades fisiológicas provocando
crispación muscular, movimientos descoordinados y “torpes”.
-Un niño colocado por la mano adulta
en una postura determinada, por ejemplo sentada, no puede deshacerla, permanece
largos períodos en una postura fija y no puede investigar el espacio ni elegir
un objeto que no esté a su alcance sino jugar con el que le ponen cerca sus
cuidadores. Por lo tanto puede derivar en frustración y en una relación de
dependencia con el adulto.
-Al mantenerse en períodos largos significa que deja
de desarrollar sus capacidades motoras finas ya que el niño está centrado en
intentar sostenerse, mantener el equilibrio o en intentar salir de la posición
no adquirida por sí mismo en vez de deshacerla cuando quiera para buscar sus
juguetes.
-Colocarlo en una posición prona, boca abajo:
dificulta o limita los movimientos de las manos, torso y cabeza. Por tanto
desfavorece el reconocimiento del entorno y la manipulación.
-Colocarlo sentado antes de tiempo: su madurez
muscular no está preparada y sus manos pueden estar limitadas a
auto-sostenerse, su cabeza se tiende a “hundirse” entre los hombros.
-El adulto puede prohibir o cohibir las propias
iniciativas de movimiento del niño por considerarlas no apropiadas.
Pikler considera las ventajas que
inciden por la no intervención directa del adulto en el aprendizaje
postural y desarrollo motor. Lo que hoy es llamado el método Loczy parte de las
siguientes bases:
Se aprecia una ejercitación de movimientos
coordinados, sin crispación muscular pues se parte desde una posición estática
adecuada ya adquirida por el niño.
La ejercitación está integrada en su actividad y no es
intermitente por intervención e imposición del adulto
Pikler postula que existe un
desarrollo motor óptimo y natural sin la intervención directa del adulto si se
ofrecen las condiciones adecuadas para que se desenvuelva.
Para una libertad del movimiento hay
que tener en cuenta:
a) un espacio
suficientemente amplio y sin hacinamientos de niños por metro cuadrado
b)
obstáculos que se identifiquen como dificultades accesibles a superar tales
como escalones, mobiliario y con medidas de seguridad apropiados para que no
sufran daños físicos.
c)
vestimenta amplia y cómoda para moverse
d) objetos
estimulantes para su edad y que el niño escoja el que le guste
e) suelo
firme para que le permita apoyarse y desplazarse fácilmente
f)
no influir directamente
g) no
apresurar el progreso de su desarrollo (estadios y edades)
h) no prohibir ni
cohibir las propias iniciativas motoras del niño
Es
entonces que el rol del educador sería el de darle la posibilidad al niño que se
mueva a su antojo sin poner en peligro su seguridad ni la de sus compañeros, no
coartar ni prohibirle las iniciativas de movimiento.
Se
debe establecer una relación emocional satisfactoria acompañándole en sus
logros y vigilando las situaciones inesperadas que no pueda superar
autónomamente; por ejemplo, intervenir cuando se le atasca un pie, etc.
Asimismo en las ocasiones en que el niño no se siente a gusto en sus nuevos
intentos motóricos el adulto le colocaría en una postura anterior, familiar al
niño, para que continúe con su actividad; por ejemplo cuando el bebé se voltea
boca abajo por primera vez y se disgusta y no es capaz de retornar a la
posición dorsal.
El
método Loczy favorece en el niño su autoafirmación, autonomía de movimientos,
iniciativa, autoconfianza, alegría en los logros, placer por la búsqueda y la
exploración, independencia para poder adquirir y deshacer la postura las veces
que quiera sin imposición externa, se muestra activo. Asimismo ejercita la
musculatura y los movimientos apropiados de forma armoniosa, además adquiere
una riqueza de movimientos alternativos y los recursos para la transición de
una postura a otra.
Asimismo
tener en cuenta y respetar los tiempos pues un niño puede adelantarse a otro en
adquirir la posición sentada pero puede permanecer largo tiempo antes de llegar
a arrodillarse. Mientras que su compañero puede tardar más en sentarse
pero menos en arrodillarse. Lo mismo ocurre con los tiempos que cada niño se
toma en abandonar las posturas anteriores al adquirir las nuevas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario